miércoles, 15 de junio de 2022

Indumentaria Indígena

 

Indumentaria Indígena

Historia General Del Arte Mexicano.

Indumentaria Tradicional Indígena.

Electra L. Momprade y Tonatiuh Gutierrez

Recopilación de Gaby Rodríguez.


INDUMENTARIA TRADICIONAL INDÍGENA (Primera parte)

Desde que el hombre primitivo de todos los pueblos arrancó para vestirse, la piel del animal para cubrirse, la función del vestido se ha complicado y diversificado en todos los sentidos.

De este primer papel protector, la indumentaria pasó a adquirir otras implicaciones de carácter mágico y de diferenciación de clases, estratos o grupos, cuando la sociedad primitiva fue evolucionando y complicándose, con diferentes status de carácter religioso, político y social.

El solitario cazador se convierte en el hechicero o “shaman”, que se viste con los atributos de algunos poderosos animales para hacer sus conjuros mágicos y lograr por ese medio que estos pasen a formar parte de su naturaleza; se pinta símbólicos adornos, tatuajes escarificaciones que atraigan sobre su persona el dominio de las fuerzas naturales para beneficio de su grupo.

En sociedades más y más elaboradas el vestido sigue siendo un símbolo visible de la diferenciación de sexo, posición social, de grupo, en el aspecto individual, y a través de las distintas épocas que forman nuestra historia.

En este sentido, la gran riqueza de la indumentaria mexicana ha sido reconocida y celebrada por propios y extraños, a través de todos los tiempos, desde que Europa se encontró con América.

ETAPA PRECOLOMBINA

En la vida de los antiguos indígenas mesoamericanos los textiles tuvieron una gran importancia y significación, constituyendo esta rica y altamente desarrollada industria uno de sus más importantes logros tecnológicos. Algunos especialistas atribuyen su aparición a tiempos incluso anteriores al descubrimiento de la agricultura y, consecuentemente a la alfarería.

Las condiciones climatológicas influían mucho en la conservación de los textiles y tejidos, la humedad, no permitía que se conservaran, por esta razón casi ningún vestido prehispánico ha llegado completo hasta nuestros días, en cambio en climas secos y semidesérticos se han encontrado fragmentos de telas.

También se han hallado fragmentos de indumentaria en tumbas y entierros como los de Teotihuacán, Zaachila, Yagul o El Infiernillo, confirmando que los habitantes del México antiguo eran excelentes conocedores del arte textil, dominando variedad de técnicas.

FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA INDUMENTARIA PREHISPÁNICA

Las fuentes de información que pueden ilustrarnos para conocer cómo era la indumentaria de los habitantes de México antes de la Conquista, serán los testimonios dejados por ellos mismos en las figurillas de barro, la escultura en piedra, la pintura en vasijas, murales y Códices, las estelas, el testimonio de los primeros cronistas inmediatos al momento de la Conquista, así como las comparaciones con algunos grupos indígenas contemporáneos. Todo esto nos permite reconstruir con bastante certeza el panorama espléndido de la antigua indumentaria indígena.

En las figuras de barro y de piedra aparecen las mujeres representadas con faldas y taparrabos de distintos estilos y a veces huipiles, mientras los hombres llevan taparrabos, mantos pieles y asombrosos tocados. No obstante los Códices, murales y estelas, cerámica pintada o escultura nos muestran infinidad de personajes luciendo vestidos de increíble variedad y belleza y en ellos se vislumbra algo de los materiales, el colorido sus diseños y el modo de usar las distintas prendas, la esplendidez en joyas y tocados fabulosos cuyo lujo extravagante sólo podría compararse con el vestido magnífico de los reyes orientales.

Los cronistas, por su parte, coinciden en describir con admirado asombro la magnífica indumentaria que veían, y su coincidencia nos permite desechar las posibles exageraciones a que se podría prestar la información sobre un lugar tan exótico y nuevo para los ojos europeos.


Hernán Cortés, en su Primera Carta de Relación al monarca español, da fe por primera vez de las maravillas que estaban presenciando los conquistadores y describe los obsequios en ropa que le diera Moctezuma: *…Dos piezas grandes de algodón tejidas con labores de blanco y negro y llanado muy ricas; dos piezas tejidas de plumas y otra pieza tejida de varios colores; otra pieza tejida de labores, colorado, negro y blanco y por el envés no parecen las labores; otra pieza tejida de labores y en medio una rueda negra de plumas; dos mantas bancas en unos plumajes tejidas; otra manta con unas presecillas en colores pegadas; un sayo de hombre de la tierra; una pieza blanca con una rueda grande de plumas blancas en medio; dos piezas de guascasa pardilla con unas ruedas de pluma y otras dos de guascasa leonada; seis piezas de pintura de pincel, otra pieza colorada con una rueda, y otras dos piezas azules de pincel, y dos camisas de mujer…* Había ropa de hombre y de mujeres muy maravillosas.

Cortés envía a Carlos V un navío cargado de asombrosas piezas entre ellas se enumeran: collares de oro con pequeñas esmeraldas, rubíes, y perlas engastadas.

Vara como cetro real con anillos de oro por remaches y guarnecido de perlas.

Tridentes de tres ganchos cubiertos de plumas de muchos colores atadas con hilos de oro.

Zapatos de cuero cosidos con hilo de oro, guarnecidos de perlas, plata y oro.

Penachos grandes y vistosos, de plumas de diferentes colores, sembrados de oro y aljófar (entre los que se contaba el famoso *Penacho de Moctezuma*, actualmente en el Museo de Viena)

Abanicos mosqueadores de oro y pluma, de diferente hechura y grandeza, todos muy hermosos.

Mantas tejidas de algodón tejidas de muchos colores y de pluma con una rueda negra en medio. Otras solo blancas, o blanco y negro, escaqueadas o coloradas, verdes, amarillas y azules y de otros colores. Por fuera vellosas, como la felpa y por el envés sin pelo ni color.



Compilación Profa. Gabriela Rodríguez García.

Historia General Del Arte Mexicano.

Indumentaria Tradicional Indígena.

Electra L. Momprade y Tonatiuh Gutierrez




 EL MAESTRO TULIO

Tulio de la Rosa,

tesoro dancístico que sigue resplandeciendo


Por Gabriela Jiménez Bernal


Hace 50 años, llegó a nuestro país una joya dancística venezolana que empezó a hacer

contribuciones importantes no sólo arriba del escenario, sino también en el ámbito

académico mexicano. Su nombre, Tulio de la Rosa (1932), un hombre que ha sido testigo y

protagonista en el desarrollo de nuestra danza contemporánea y que, hasta la fecha, sigue

heredando el conocimiento adquirido durante casi seis décadas de profesión.

Caracas Venezuela es su lugar de origen. Fue ahí donde inició sus estudios de danza clásica, pero su inquietud por crecer lo llevó a prepararse en otro país: en La Habana, Cuba, donde logró bailar con el Ballet Alicia Alonso e hizo sus primeros trabajos como maestro.

Desde ese entonces, el vuelo de De la Rosa comenzó a ser más grande. Cosechó importantes experiencias en Cuba, Argentina, Venezuela, Colombia, Chile y Uruguay. Es en 1956 cuando se integró a la danza mexicana como bailarín huésped del Ballet de Bellas Artes. Bailó obras de grandes exponentes de la época, como Guillermo Arriaga, Ana Mérida, Evelia Berinstáin, Alma Rosa Martínez, Elena Noriega, Waldeen, Carlos Gaona, Lin Durán, Guillermina Bravo, Nellie Happee y Gloria Contreras.


Su nombre fue vinculándose con infinidad de proyectos. En un principio fundó el Ballet de Cámara con Nellie Happee, fue coreógrafo de innumerables programas de televisión, dirigió una compañía y escuela en Veracruz, coordinó el Ballet Folclórico de México (Ballet de las Américas), y fue maestro del Centro Universitario de Teatro.


De 1956 hasta 1999 fue coreógrafo de diversas compañías de danza, teatro, ópera y zarzuela. Fundó grupos y recintos educativos en la Ciudad de México y varios estados de la República Mexicana. Desde 1983 es investigador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza José Limón.


Por su entrega, es que ha recibido muchos reconocimientos, de los que sobresalen la Medalla y Diploma Una vida dedicada a la danza que le entregó el INBA en 1989. Por su parte, el gobierno de Jalisco le dio la condecoración por impulsar la danza en provincia, en tanto San Luis Potosí le dio el Premio Raúl Flores Canelo por sus aportaciones a la enseñanza de la danza a nivel nacional.


Sin lugar a dudas, su incursión en la docencia ha sido de gran utilidad. Él fue uno de los maestros fundadores de lo que actualmente es la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del INBA. Además, ha reestructurado programas educativos y ha impartido cursos de capacitación y/o actualización docente en danza clásica por todo nuestro país.

De hecho dos años sabáticos que tuvo los dedicó a realizar propuestas de enseñanza formal y no formal, así como formular guías didáctico-metodológicas en apoyo de la formación de bailarines.


A lo anterior se suman sus interesantes intervenciones en encuentros y mesas redondas. También ha sido jurado en concursos nacionales e internacionales, así como en exámenes profesionales, y ha fungido como asesor de tesis y de proyectos coreográficos y educacional