martes, 6 de diciembre de 2022

Danza a los Huahuas


 

Danza a los Huahuas o Guaguas

o  de los cuatro puntos cardinales


Una de las danzas que más difusión tienen en la Sierra de Puebla y en el Estado de Veracruz –especialmente en la región de Papantla– es la conocida con el nombre de huahuas o Guaguas, indudablemente una danza prehispánica a los cuatro puntos cardinales.

Sin embargo, los puntos cardinales eran para Mesoamérica mucho más de lo que son para el hombre contemporáneo. Su representación gráfica es la cruz de brazos iguales, la cruz mesoaméricana y la imagen misma del universo; esta cruz se encuentra en el centro de la Piedra Solar llamada Calendario Azteca; es el nahui ollin o naollin.

Los cuatro puntos y el centro se refieren a las cinco regiones en que aquellos pueblos concebían el universo: 

  • el Norte, regido por Tezcatlipoca, con el color negro.

  • el Sur, con Huitzilopochtli como señor, con el color azul.

  • el Oriente, presidido por Xipe Totec, con el color rojo

  • el Poniente, morada de Quetzalcoatl, con el color blanco.

  • el Centro, con el fuego, el dios “del cerca y del junto”, que se relaciona con el sol que por las noches mora en el centro de la tierra. 

Al igual que la cruz, los números 4 y 5 se refieren también a los cuatro puntos solsticios y equinoccios que recorre el sol, igualmente a las cuatro eras o soles que antecedieron al quinto sol: sol de tierra, sol de agua, sol de viento, y sol de tigre.


Esta danza perteneció al complejo de el Volador, representación de la creación y mantenimiento del cosmos, actualmente se escenifica en atrios y plazas, donde previamente se instala la cruz de cuatro aspas de madera con una altura aproximada de cuatro metros. Los danzantes guacamayas, aves del sol, se colocan en las aspas e impulsándose con el cuerpo hacen girar el rehilete el rehilete mágico.


La música de esta danza es a base de flauta de carrizo y tambor de doble parche.


Respecto al traje se puede abundar que el penacho es meramente solar.






miércoles, 15 de junio de 2022

Indumentaria Indígena

 

Indumentaria Indígena

Historia General Del Arte Mexicano.

Indumentaria Tradicional Indígena.

Electra L. Momprade y Tonatiuh Gutierrez

Recopilación de Gaby Rodríguez.


INDUMENTARIA TRADICIONAL INDÍGENA (Primera parte)

Desde que el hombre primitivo de todos los pueblos arrancó para vestirse, la piel del animal para cubrirse, la función del vestido se ha complicado y diversificado en todos los sentidos.

De este primer papel protector, la indumentaria pasó a adquirir otras implicaciones de carácter mágico y de diferenciación de clases, estratos o grupos, cuando la sociedad primitiva fue evolucionando y complicándose, con diferentes status de carácter religioso, político y social.

El solitario cazador se convierte en el hechicero o “shaman”, que se viste con los atributos de algunos poderosos animales para hacer sus conjuros mágicos y lograr por ese medio que estos pasen a formar parte de su naturaleza; se pinta símbólicos adornos, tatuajes escarificaciones que atraigan sobre su persona el dominio de las fuerzas naturales para beneficio de su grupo.

En sociedades más y más elaboradas el vestido sigue siendo un símbolo visible de la diferenciación de sexo, posición social, de grupo, en el aspecto individual, y a través de las distintas épocas que forman nuestra historia.

En este sentido, la gran riqueza de la indumentaria mexicana ha sido reconocida y celebrada por propios y extraños, a través de todos los tiempos, desde que Europa se encontró con América.

ETAPA PRECOLOMBINA

En la vida de los antiguos indígenas mesoamericanos los textiles tuvieron una gran importancia y significación, constituyendo esta rica y altamente desarrollada industria uno de sus más importantes logros tecnológicos. Algunos especialistas atribuyen su aparición a tiempos incluso anteriores al descubrimiento de la agricultura y, consecuentemente a la alfarería.

Las condiciones climatológicas influían mucho en la conservación de los textiles y tejidos, la humedad, no permitía que se conservaran, por esta razón casi ningún vestido prehispánico ha llegado completo hasta nuestros días, en cambio en climas secos y semidesérticos se han encontrado fragmentos de telas.

También se han hallado fragmentos de indumentaria en tumbas y entierros como los de Teotihuacán, Zaachila, Yagul o El Infiernillo, confirmando que los habitantes del México antiguo eran excelentes conocedores del arte textil, dominando variedad de técnicas.

FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA INDUMENTARIA PREHISPÁNICA

Las fuentes de información que pueden ilustrarnos para conocer cómo era la indumentaria de los habitantes de México antes de la Conquista, serán los testimonios dejados por ellos mismos en las figurillas de barro, la escultura en piedra, la pintura en vasijas, murales y Códices, las estelas, el testimonio de los primeros cronistas inmediatos al momento de la Conquista, así como las comparaciones con algunos grupos indígenas contemporáneos. Todo esto nos permite reconstruir con bastante certeza el panorama espléndido de la antigua indumentaria indígena.

En las figuras de barro y de piedra aparecen las mujeres representadas con faldas y taparrabos de distintos estilos y a veces huipiles, mientras los hombres llevan taparrabos, mantos pieles y asombrosos tocados. No obstante los Códices, murales y estelas, cerámica pintada o escultura nos muestran infinidad de personajes luciendo vestidos de increíble variedad y belleza y en ellos se vislumbra algo de los materiales, el colorido sus diseños y el modo de usar las distintas prendas, la esplendidez en joyas y tocados fabulosos cuyo lujo extravagante sólo podría compararse con el vestido magnífico de los reyes orientales.

Los cronistas, por su parte, coinciden en describir con admirado asombro la magnífica indumentaria que veían, y su coincidencia nos permite desechar las posibles exageraciones a que se podría prestar la información sobre un lugar tan exótico y nuevo para los ojos europeos.


Hernán Cortés, en su Primera Carta de Relación al monarca español, da fe por primera vez de las maravillas que estaban presenciando los conquistadores y describe los obsequios en ropa que le diera Moctezuma: *…Dos piezas grandes de algodón tejidas con labores de blanco y negro y llanado muy ricas; dos piezas tejidas de plumas y otra pieza tejida de varios colores; otra pieza tejida de labores, colorado, negro y blanco y por el envés no parecen las labores; otra pieza tejida de labores y en medio una rueda negra de plumas; dos mantas bancas en unos plumajes tejidas; otra manta con unas presecillas en colores pegadas; un sayo de hombre de la tierra; una pieza blanca con una rueda grande de plumas blancas en medio; dos piezas de guascasa pardilla con unas ruedas de pluma y otras dos de guascasa leonada; seis piezas de pintura de pincel, otra pieza colorada con una rueda, y otras dos piezas azules de pincel, y dos camisas de mujer…* Había ropa de hombre y de mujeres muy maravillosas.

Cortés envía a Carlos V un navío cargado de asombrosas piezas entre ellas se enumeran: collares de oro con pequeñas esmeraldas, rubíes, y perlas engastadas.

Vara como cetro real con anillos de oro por remaches y guarnecido de perlas.

Tridentes de tres ganchos cubiertos de plumas de muchos colores atadas con hilos de oro.

Zapatos de cuero cosidos con hilo de oro, guarnecidos de perlas, plata y oro.

Penachos grandes y vistosos, de plumas de diferentes colores, sembrados de oro y aljófar (entre los que se contaba el famoso *Penacho de Moctezuma*, actualmente en el Museo de Viena)

Abanicos mosqueadores de oro y pluma, de diferente hechura y grandeza, todos muy hermosos.

Mantas tejidas de algodón tejidas de muchos colores y de pluma con una rueda negra en medio. Otras solo blancas, o blanco y negro, escaqueadas o coloradas, verdes, amarillas y azules y de otros colores. Por fuera vellosas, como la felpa y por el envés sin pelo ni color.



Compilación Profa. Gabriela Rodríguez García.

Historia General Del Arte Mexicano.

Indumentaria Tradicional Indígena.

Electra L. Momprade y Tonatiuh Gutierrez




 EL MAESTRO TULIO

Tulio de la Rosa,

tesoro dancístico que sigue resplandeciendo


Por Gabriela Jiménez Bernal


Hace 50 años, llegó a nuestro país una joya dancística venezolana que empezó a hacer

contribuciones importantes no sólo arriba del escenario, sino también en el ámbito

académico mexicano. Su nombre, Tulio de la Rosa (1932), un hombre que ha sido testigo y

protagonista en el desarrollo de nuestra danza contemporánea y que, hasta la fecha, sigue

heredando el conocimiento adquirido durante casi seis décadas de profesión.

Caracas Venezuela es su lugar de origen. Fue ahí donde inició sus estudios de danza clásica, pero su inquietud por crecer lo llevó a prepararse en otro país: en La Habana, Cuba, donde logró bailar con el Ballet Alicia Alonso e hizo sus primeros trabajos como maestro.

Desde ese entonces, el vuelo de De la Rosa comenzó a ser más grande. Cosechó importantes experiencias en Cuba, Argentina, Venezuela, Colombia, Chile y Uruguay. Es en 1956 cuando se integró a la danza mexicana como bailarín huésped del Ballet de Bellas Artes. Bailó obras de grandes exponentes de la época, como Guillermo Arriaga, Ana Mérida, Evelia Berinstáin, Alma Rosa Martínez, Elena Noriega, Waldeen, Carlos Gaona, Lin Durán, Guillermina Bravo, Nellie Happee y Gloria Contreras.


Su nombre fue vinculándose con infinidad de proyectos. En un principio fundó el Ballet de Cámara con Nellie Happee, fue coreógrafo de innumerables programas de televisión, dirigió una compañía y escuela en Veracruz, coordinó el Ballet Folclórico de México (Ballet de las Américas), y fue maestro del Centro Universitario de Teatro.


De 1956 hasta 1999 fue coreógrafo de diversas compañías de danza, teatro, ópera y zarzuela. Fundó grupos y recintos educativos en la Ciudad de México y varios estados de la República Mexicana. Desde 1983 es investigador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza José Limón.


Por su entrega, es que ha recibido muchos reconocimientos, de los que sobresalen la Medalla y Diploma Una vida dedicada a la danza que le entregó el INBA en 1989. Por su parte, el gobierno de Jalisco le dio la condecoración por impulsar la danza en provincia, en tanto San Luis Potosí le dio el Premio Raúl Flores Canelo por sus aportaciones a la enseñanza de la danza a nivel nacional.


Sin lugar a dudas, su incursión en la docencia ha sido de gran utilidad. Él fue uno de los maestros fundadores de lo que actualmente es la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del INBA. Además, ha reestructurado programas educativos y ha impartido cursos de capacitación y/o actualización docente en danza clásica por todo nuestro país.

De hecho dos años sabáticos que tuvo los dedicó a realizar propuestas de enseñanza formal y no formal, así como formular guías didáctico-metodológicas en apoyo de la formación de bailarines.


A lo anterior se suman sus interesantes intervenciones en encuentros y mesas redondas. También ha sido jurado en concursos nacionales e internacionales, así como en exámenes profesionales, y ha fungido como asesor de tesis y de proyectos coreográficos y educacional



viernes, 29 de abril de 2022

DIA INTERNACIONAL DE LA DANZA 2022

 


martes, 26 de octubre de 2021

NUESTRO PAN DE MUERTO

PAN DE MUERTO: ORIGEN, TIPOS Y SIGNIFICADO EN EL ALTAR. 

«COMER MUERTOS ES PARA EL MEXICANO UN VERDADERO PLACER, SE CONSIDERA LA ANTROPOFAGIA DE PAN Y AZÚCAR. EL FENÓMENO SE ASIMILA CON RESPETO E IRONÍA, SE DESAFÍA A LA MUERTE, SE BURLAN DE ELLA COMIÉNDOLA». 
José Luis Curiel Monteagudo, en su libro «Azucarados Afanes, Dulces y Panes»

México siempre ha sido un país caracterizado por su rica y elaborada gastronomía, declarada en 2010 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

De acuerdo con algunos cronistas gastronómicos, la industria del pan en México tuvo comienzo en el siglo XVIII con gran influencia europea. Al principio los panes eran masas burdas y poco elaboradas, pero poco a poco se convirtieron en piezas más refinadas. Las técnicas de elaboración se basaban en el desgranado, la molienda, fermentación y el cocimiento que se iban adquiriendo con la experiencia.

Una de las tradiciones gastronómicas más importantes en esta época del año en el país es el famoso pan de la festividad de los difuntos, el 1 y 2 de noviembre.

AHORA PASAREMOS A VER EL ORIGEN DEL PAN DE MUERTO:

El pan de muerto es un reflejo de la fusión entre dos mundos, el prehispánico y el español, entre la alegría de los pueblos mexicanos por festejar a la muerte y el tradicional uso del trigo en el mundo católico europeo.

Existen varias teorías sobre el origen del Pan de Muerto.

Una de ellas, nos dice que el gusto por la elaboración de este pan especial se remonta a la época de los sacrificios humanos y a la llegada de los españoles a la entonces Nueva España (ahora México), en 1519.

Cuentan que era un ritual en el México de antes de La Conquista.

Se dice, que cuando una princesa era ofrecida a los dioses, su corazón aun latiendo se introducía en una olla con amaranto y después, quien encabezaba el rito, mordía el corazón en señal de agradecimiento a un dios.

Los españoles rechazaron ese tipo de sacrificios y elaboraban un pan de trigo en forma de corazón bañado en azúcar pintada de rojo, simulando la sangre de la doncella. Así surgió el pan de muerto.

Otra de las teorías que se cuentan sobre el origen de esta tradición se vincula a la asociación del pan de la eucaristía, influencia de la religión católica que los evangelizadores españoles introdujeron a su llegada a los indígenas. 

Existe una teoría más que defienden algunos historiadores, la cual sostiene, que los antiguos pobladores de Mesoamérica enterraban con sus pertenencias a los muertos con un pan elaborado con semilla de amaranto mezclado con la sangre de los que eran sacrificados para los dioses.

Asimismo existe otra costumbre o rito relacionada a esta tradición:

Una ofrenda similar a la actual de día de muertos era la de la diosa Cihuapipiltin, dedicada a las mujeres que morían del primer parto, se creía que rondaban por el aire causando enfermedades entre los niños, por ello, les hacían regalos en el templo o en las encrucijadas de camino.

Las ofrendas consistían en "panes" de diversas figuras como mariposas o rayos. Llamados xonicuille. Hechos a base de amaranto y "pan ázimo" que era un pan de maíz seco y tostado.

Fray Bernardino de Sahagún lo describe así por no llevar cal, a este pan se le llamaba yotlaxcalli, otros ofrecían unos tamales, conocidos como xucuientlamatzoalli. Asi como maíz tostado llamado Izquitil, casi toda la ofrenda era de amaranto porque lo consideraban un alimento especial.

Relata Fray Diego de Durán en su crónica sobre la ofrenda de Huitzilopochtli, que la gente en esta celebración "no comían otra cosa que no fuera tzoalli con miel", con dicha mezcla a base de amaranto y miel de avispa o maguey, hacían un gran ídolo a imagen del Dios, lo adornaban y vestían, de igual manera elaboraban huesos grandes que depositaban a los pies del ídolo, además ofrendaban otros "panes" como tortillas pequeñas; pasada la fiesta se los dividían para comer.

Las poblaciones, especialmente del centro y sur del país han tenido un gusto particular por ese pan, dedicado a los difuntos que regresan a reencontrarse con sus familias, de acuerdo con la tradición del Día de Muertos que se ha heredado de generación a generación desde hace varios siglos.

Cualquiera que sea el verdadero origen de este alimento ancestral, no podemos negar que disfrutamos comerlo y colocarlo en ofrendas para festejar a nuestros difuntos en esta época del año en que desfilan originales catrinas, los cementerios se ven adornados con vistosas flores y celebramos a la muerte de una manera muy especial.

CUAL ES EL SIMBOLISMO DEL PAN DE MUERTO?

La forma circular que tiene el famoso pan simboliza el ciclo de la vida y la muerte. En su parte superior, en el centro, surge un pequeño círculo que representa el cráneo, las cuatro canelillas hacen alusión a los huesos y a las lágrimas derramadas por los que ya no están. 

Colocadas en forma de cruz pueden simbolizar los cuatro puntos cardinales consagrados a los distintos dioses, Quetzalcóatl, Tláloc, Xipe Tútec y Tezcatlipoca.

Otros datos interesantes son:

El primer tipo de pan  de muerto que  se usaba en ritos mortuorios era el «papalotlaxcalli» o pan de mariposa, un tipo de tortilla a la que se le imprimía una figura de mariposa.

Un equivalente al pan de muerto, tal y como lo conocemos ahora, es el huitlatamalli, que parece una especie de tamal. 

Existen alrededor de 800 variedades de pan de muerto en México. 

Los panes se dividen en antropomorfos, figuras humanas; mitomorfos, figuras de personajes mitológicos; fitomorfos, figuras de flores y hojas y zoomorfos, figuras de animales. 


3.- Los Tipos de pan de muerto: CDMX y Edomex

"Pan de muerto" en algunos lugares llamado hojaldra, es el pan de muerto clásico, redondo, adornado con su canilla de la misma masa, espolvoreado con azúcar blanca y en otras poblaciones con azúcar rosa que recuerda el uso ceremonial del color rojo en la época prehispánica, que representa una tumba con un cráneo y varias canillas entrecruzadas que simulan los huesos, sustituyó al Zompantli.

Ciudad de México (Mixquic)

Se realizan las "despeinadas", rosquitas de azúcar colorada, el típico pan de muerto con azúcar, ajonjolí y granillo, pan estilizado bordado con la misma masa y una cruz en el centro. Los panes en forma de mariposa, ya que se creía que, al morir, las niñas se convertían en mariposas.

Estado de México

Muertes es un pan antropomorfo hecho de yema de huevo, de esta misma masa se realizan los conejos, los borregos y las finas, que aparte lleva canela, también se produce pan blanco como el triconio y el pan sobado, que es una mezcla de masa blanca y masa dulce. Se realizan las gorditas de maíz quebrado, los tlaxcales, que están hechos de maíz fresco en forma de triángulo.

Gorditas hechas de maíz quebrado, aparejos de huevo, huesos hechos de masa blanca y mantequilla decorados con azúcar, caladillas, -tortillas rectangulares.

Bordes dentados con la superficie blanqueada, salpicada con manchas rojas que representan los sacrificios prehispánicos, las quesadillas, son en forma de empanadas rellenas con piloncillo y queso fresco.

En Texcoco se elabora el pan conejo, pan elaborado con manteca, nuez, guayaba y canela. Encaladillas y calaveras de masa galletosa glaseadas con puntos de azúcar rosa.

4.- Pan de muerto en Puebla

Se hacen los "Golletes" (roscas adornadas con colores). El "sequillo" que es un mamón (Pan de dulce de color amarillo, de masa sumamente porosa y crujiente) seco con un color amarillo yema de huevo.

5.- Pan de muerto en Guanajuato

En Acámbaro se elaboran conejos, mulas, borregos y pan de canela, "almas", pan en forma de figura humana. Los que representan a los adultos son glaseados blancos y al centro un punto de azúcar rosa, y los niños son todos blancos.

6.- Pan de muerto en Guerrero

En las ofrendas (huentli) se colocan panes llamados camarones, tortas y amargosas, también hay muñecos y pan de figura, adornados con azúcar color solferino.

En la región de Tixtla se elaboran panes conocidos como almas con azúcar, burros con azúcar rosa, conejos y patas de mula, pan bordado. De Chilocachapa, proceden los tlaxcales hechos de maíz en forma de triángulo.

En Telolapan, se preparan figuras zoomorfas de peces, perros, mariposas que son dedicadas a las niñas, alacranes, conejos, etc.

7.- Pan de muerto en Michoacán

"Pan de ofrenda" elaborado con harina de trigo, levadura de soya, azúcar y sal. La masa cocida lleva su toque creativo, su color: vírgenes, conejos, burros, campesinos, sombreros, campesinas.

Panes en forma de flores y calaveras pintadas con los nombres de los difuntos y de los vivos, con refranes y sentencias.

"El Pan de hule" es parecido al pan de ofrenda, moreno, redondo, brilloso y lleva en la superficie dedicatoria al esposo, al novio, o la suegra.

También hacen un pan llamado rosqueta que está hecho con hojas de plátano, anís y piloncillo.

Y las tradicionales "corundas", pan indígena que está hecho con masa de maíz y un punto de salsa de tomate con chile de árbol, envuelto con hojas de milpa verde, lo cual le da el color y sabor especial.

Realza el pan de ofrenda "La rodilla de Cristo", que es un pan redondo reventado con azúcar rosa que representa las heridas de Cristo.

En Maravatío, se elaboran distintos tipos como el pan antropomorfo (figura humana), mitomorfo (personajes mitológicos), fitomorfo (de flores y hojas) y zoomorfo

8.- Pan de muerto en Morelos

Pan antropomorfo, sumamente adornado con bordado de la misma masa y los brazos a los lados a diferencia de otras regiones que representa los brazos cruzados.

9.- Pan de muerto en Oaxaca

Donde hay mayor tradición y consumo del pan de muerto es en el centro y el sur de México, siendo Oaxaca el estado con más variedad de formas, desde flores y corazones, hasta animales como caballos,  burros, conejos, tortugas y cocodrilos.

Las "Regañadas", son panes de pasta hojaldrada que se utilizan en las ofrendas y que representan las "animas" de personas o animales.

Pan de yema de huevo con o sin ajonjolí, hecho de azúcar con acabado de porcelana, que representa la cara del muerto adulto o de niño.

En Tlacolula, elaboran conejos, payasos, pan de cazuela y pan de pulque. "Pan de yuca" que es originario de Mayultiaguis, el cual se manda a hacer.

10.- Pan de muerto en Hidalgo

Moriscas de harina, canela, huevo y pulque. En Xochicoatlán, "bodoques", pan que se regala a las personas que asistían al novenario. En la región huasteca se produce en estas fechas el pan conocido como "peluca", pan que solía repartirse en los velorios y puesto en las ofrendas de muertos; pan hecho de harina de trigo en hornos calabaceros, es similar a los pambazos, con una bolita de masa el extremo que asemejaba a los chongos o molotes que se hacían en las pelucas antiguas.

Tradicionales en la región de Tula son las gorditas de maíz amasadas con arena de hormiguero. Hay roscas ricamente adornadas, corazones similares al corazón humano, los hay barnizados, con azúcar blanca y rosa. También se elaboran las famosas "cuelgas" de diferentes tamaños. Las cruces adornadas con azúcar de colores y bordadas con la misma masa. También se elaboran los cocolitos, borregos y tortugas.

En la Huasteca, la festividad de muertos se llama shantolo (Xantolo); el pan el compañero obligado. En Huejutla se elaboran pequeños panecillos que reciben el nombre de frutas de horno e incluso el nombre del difunto, con dichos o cantos populares, cocolitos, rosquillas aplanadas, muñecas para las ofrendas femeninas, muñequitas para los hombres "de dudosa personalidad", angelitos para los niños y para los jóvenes que mueren antes de contraer nupcias, caballos grandes para los hombres mayores y pequeñitos para los niños.

En el Mezquital el pan de muerto es una figura en forma de cuerpo humano completo o cabecitas, manos, huesos y hasta pezuñas de animales.

Panes en forma humana con los bracitos cruzados, caritas de pasta pintada de colores vivos. Panes de sal y dulce sobrios con su ajonjolí espolvoreado o adornados con fondant multicolor.

Gorditas de maíz amasadas con arena de hormiguero, lo que recuerda el mito de Quetzalcóatl, quien penetró al inframundo para tomar los huesos precisos que dieron origen a la humanidad.

"Cajitas" corresponden a los féretros usados para el entierro. "Rosca de la vida", su consistencia es dura, se adorna con huesos o canillas de manteca que son la representación de huesos humanos y tienen una gran semejanza con aquellos que se hacían de masa en honor al dios Omacatl.

Información del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI)






viernes, 11 de junio de 2021

DANZA DE SONAJEROS DE TUXPAN

 

http://3.bp.blogspot.com

La danza de Sonajeros y Chayacates, baluarte de la tradición indígena nahua

En la festividad, que abarca tres semanas, conviven la herencia prehispánica y la española

En la fiesta de Tuxpan participa toda la población de forma entusiasta


Tuxpan, Jal., 2 de febrero.- La comunidad nahua de Tuxpan, a 18 kilómetros de Zapotlán el Grande en el sur de Jalisco, mantiene vivas sus tradiciones indígenas a pesar de haber sido fuertemente golpeada por la llamada modernidad capitalista.

Conquistadores españoles, hacendados, cañeros, narcos, empresas papeleras como Atenquique y últimamente invernaderos agroindustriales, han impactado fuertemente a la comunidad. Sin embargo, la tradición continúa. Estas instituciones, que históricamente han acaparado gran parte de sus tierras no solamente las han despojado de su territorio ancestral, sino que también han implantado esquemas de vida y patrones culturales que afectan la identidad y tradición indígena. Pero a pesar de eso la comunidad se mantiene firme y sin doblegarse, como se demostró hoy, al celebrarse el día de la Candelaria con la danza de Sonajeros y Chayacates.

La danza de Sonajeros y Chayacates se realiza en honor a San Sebastián y en ellas participan tanto mujeres como hombres de todas las edades. Se inicia el día 20 de enero, día de su santo, continúa el 27 y termina el 2 de febrero. Son tres días de danza en donde la tradición antigua nahua y la fe cristina se entrelazan. Días de danza que recuerdan la rebeldía indígena ante toda agresión y en agradecimiento a las tres imágenes que existen de San Sebastián: la abajeña (20 de enero), la arribeña (27 de enero) y la pronunciada (2 de febrero). La danza la realizan cuadrillas formadas por clanes de familias. Cada cuadrilla tiene su propia pequeña imagen de San Sebastián, además de las tres grandes. Las cuadrillas de Sonajeros están integradas por dos piteros, los danzantes punteros y sus aprendices (adultos o jóvenes y niños respectivamente), los monos, el viejo, el apache, los mayores y los responsables de la danza.

Los piteros son los responsables de tocar el tambor tradicional y el carrizo que marcan el ritmo y pisada del danzante y de su sonaja. Los danzantes punteros son los que saben los ritmos y pasos a partir de escuchar el carrizo y el tambor, que marcan el paso a los aprendices. El viejo es el sabio de la comunidad y los monos sus ayudantes. El apache es el jefe de la tribu (la comunidad representada en la cuadrilla). Los mayores son adultos de la comunidad que marchan al pendiente de los danzantes y en especial de los niños. El responsable de la danza es el más grande en años y es el que transmite la sabiduría de la danza tradicional a los danzantes de hoy.

La danza de los Sonajeros es la más antigua. Se realiza desde antes de la llegada de los conquistadores europeos. Don Pedro Patricio, mayor de la comunidad y encargado de la cuadrilla abajeña, dice que se trata de una danza de guerra que representa la marcha de las tropas al combate. “Su grito es un grito de batalla y la sonaja es el mazo de pelea. Platican los antiguos que esta danza empezó en agradecimiento a San Sebastián, que llegaron cuando hubo una enfermedad muy fuerte, una peste que hacía que a la gente le salieran granos y llagas en la cara, creo que era la viruela negra. Llegaron tres San Sebastián, que cuidaban las tres entradas del pueblo para que no entrara la enfermedad. Y es que era muy feo, la gente era enterrada viva para que no contagiara. Ahí la enfermedad se detuvo y desde ahí se agradece a San Sebastián danzándole, con gusto, alegría y amor”.

Las cuadrillas de abajeños y arribeños son las más antiguas, la de pronunciados surge después de una rebelión de indígenas de Tuxpan junto con indígenas de Zapoltitic y de Tamazula contra la hacienda “El Rincón”, en 1872.

La danza de Chayacates es más nueva, se realiza con violín y una máscara con un paño que representa a los españoles. Nace durante la conquista después de otra gran epidemia de viruela, en 1774, según José Lameiras (“Tuxpan de Jalisco. Una Identidad Danzante”, 1990). San Sebastián es el protector de los enfermos, entonces en su origen fue la danza de agradecimiento de los criollos españoles, mientras que la de Sonajeros era la indígena. Ahora están mezclados y no existe esa diferencia. En las dos danzas bailan tanto indígenas como mestizos.

Hoy la festividad inicio una hora después de las realizadas el 20 y 27 de enero. El día consistió en llevar temprano las imágenes al templo, a la misa de las 7 de la mañana. Después las cuadrillas se prepararon para buscar cada una su imagen e iniciar la peregrinación, todas juntas rumbo al atrio de la Virgen de la Candelaria , en la casa de su capitán. Después cada cuadrilla fue a la casa de su capitán del día, el encargado de cuidar la imagen y dar de comer a los danzantes. Ya que los danzantes almorzaron se prepararon para ir a danzarles a todas las imágenes de las demás cuadrillas de la comunidad. Una vez danzadas y homenajeadas todas las imágenes de cada cuadrilla, se realizó el regreso a casa de cada capitán, donde lo esperaba su Señor San Sebastián y su cena. Ahí se inicia el traslado de responsabilidades y se piden los nuevos cargos para el próximo año.

Durante todo el recorrido se danzaron diferentes pasos, cada cuadrilla según el número de piezas que sepan sus piteros.

El clímax llegó cuando se realizó la danza del apache con un significado muy profundo para la comunidad. En esta danza el viejo es sacrificado por el apache, repartiendo sus miembros entre la tribu. Esta danza expresa como todo el conocimiento y sabiduría del viejo es recuperada por el apache para trasmitirla a su tribu y a las nuevas generaciones, comenta Don Pedro.

Con estas danzas y su organización comunitaria se manifiesta no sólo la tradición guerrera de los nahuas con su fe llena de alegría y amor, sino sus tradicionales estructuras de gobierno y de toma de decisiones que permiten la vida colectiva cotidiana basada en el trabajo y esfuerzo de toda la comunidad. Por eso mismo no es mucho decir que la comunidad se mantiene viva y en pie de lucha en Tuxpan: el pueblo de la fiesta eterna.


domingo, 6 de junio de 2021

EL QUEZQUEMITL

 Hace años, existía en la Red, un espacio que fue usado por algunos estudiosos y amantes del folclor como un medio de difusión muy interesante y en muchos casos muy cultural, ya que permitía combinar imágenes con un escrito, el sitio se llamaba "Metroflog".

De  todos los que nos reuníamos para intercambiar datos, escritos e imágenes, una persona se distinguió por su prolijidad de escritos, el Maestro Ignacio García Prieto, Director del Grupo Folclórico Guadalajara.

Y gracias a la pirateada del Centro de Recopilación de la Danza en aquellos entonces perteneciente a la Universidad de Guadalajara, muchos de estos escritos se han podio conservar y bajo el principio de "más vale pedir perdón, que pedir permiso", hay con su "comper" nos permitiremos reproducir algunas veces, parte de ese tesoro de los Metroflogs

 Maestro NACHITO, gracias por compartir en su momento y con su sacarreal permiso...VA!!



EL QUEZQUEMITL 

La figura delicadamente morena de la mujer mexicana, en todos los contornos de la patria, se adorna con el quezquémitl. 

La lejanía de una historia que aún no se ha escrito, nos impide fijar la fecha en que comenzó a usarse esta prenda que se forma de dos rectángulos de tela y viste graciosamente. En las pictografías prehispánicas, en los estucos, relieves sobre piedra, etc.; en los dibujos y pinturas de La Colonia, en las viejas litografías y grabados, al presentar figuras de mujeres indígenas el quezquémitl tiene preferencia en el vestido. 

Con la presencia del rebozo, el quezquémitl fue quedando solamente dentro de los grupos autóctonos, y así encontramos que en defensa de sí mismo, el quezquémitl sigue cubriendo, a veces sólo como adorno, el cuerpo de nuestras indígenas. Es graciosa esta pieza del traje que casi siempre va adornada de bellos y complicados bordados en verdadera policromía. En las huastecas, el quezquémitl es una joya de arte incomparable, así como en algunas regiones del Estado de Puebla. 

Oaxaca presenta algunos estilos de dibujos tan complicados que parecen estampados y no bordados a mano. Algunos son trabajos con estambres, en inigualable profusión de colores y formas, flores y animales que parecen entrelazarse en imaginario tapete. En los lugares cálidos el quezquémitl se confecciona de telas de algodón y encajes, prestando a las indígenas que los portan singular encanto y distinción. 

En la Región totonaca por ejemplo, el quezquémitl es de tal blancura que atrae y deslumbra por el cuidado que tienen las indígenas en llevarlo sobre la cabeza para defenderse del sol. En los climas fríos es de lana sencillamente trabajado dominando siempre en el bordado la figura geométrica reminiscente producto de las grecas antiguas. 

Todo en el quezquémitl es armonioso. Cae sobre los hombros con un ángulo hacia atrás y otra hacia adelante y configura el cuerpo. Nuestros folcloristas e investigadores hacen con sus trabajos una verdadera apología del quezquémitl. Entre ellos se debe mencionar al maestro Luis Márquez, fervoroso enamorado de nuestra mexicanidad a la que ha contribuido en su descubrimiento, con magníficos ejemplares de todo el país, ya que en su colección enriquecida por la investigación constante , cuenta con más de dos mil cuatrocientos trajes representativos de la suntuaria mexicana. 

El pintor Ramón Valdiosera ha realizado verdaderas creaciones como diseñador y estilista de modas en las que ha incluido el quezquémitl y en su obra debe reconocerse el acedado amor a todo lo autóctono que ha sido para él inspiración fecunda. En las danzas mexicanas indígenas luce el quezquémitl con una glorificación del traje porque sobre él se deslizan graciosamente las gargantillas de cuentas de colores, los rosarios y los collares que forman parte de la composición e integración del traje. Los adornos de bordados, "punto de cruz", "punto de sombra", "espiguillas", "deshilados", etcétera, son de tal variedad que cada prenda constituye una obra de arte suntuario aún cuando sean confeccionados con la manta popular o la burda lana salida del telar casero. 

Como el rebozo, el quezquémitl es manifestación de arte del pueblo y se ha aventurado con su contenido y su belleza en el marco iluminado de México como símbolo de lo auténtico. 

NOTA: Esta información fue sacada de documentos que me fueron entregados por la Profesora María de los Dolores del Sinaí Nuño Cañedo. 

En esta fotografía Miriam Alvizo, una de las integrantes del Ballet Folclórico Guadalajara, después de una función en la Ciudad de Portland Oregón en mayo de 2006. 

Saludos cordiales 

Ignacio García Prieto 

Director Ballet Folclórico Guadalajara